lunes, 8 de junio de 2009

La merienda

Comiendo sin las prisas del regreso,
desgastadas las ganas y el bolsillo.
Le das permisos a la lengua al verte oído
rodeado de amigos y de besos.

Una voz te invita, te quiere.
Un recuerdo se despierta y surge un grito
cuando germina tu dolor que sabe a muerte.

Vomitas, te alivias respirando
y te alzas nuevo, pluma al paso
sin el peso en las piernas ni en la mente.